La persecución a los cineastas iraníes no se detiene.
La última víctima ha sido la actriz Marzieh Vafamehr, protagonista de Teherane man haray (Mi Teherán a subasta). El film, producido Granaz Moussavi, ciudadana iraní residente en Australia, explora los límites de la libertad de expresión en el Irán contemporáneo. Se filmó hace tres años con apoyo —o permiso— oficial, pero sólo hace poco tiempo comenzó a circular de forma clandestina dentro del país.
En varias escenas, Vafamehr aparece con la cabeza rapada y al descubierto, lo que le valió su arresto junto a otros participantes de la película. No obstante, todos han sido liberados, excepto ella.
De este modo el nombre de Vafamehr se suma a la larga lista de cineastas perseguidos y condenados en Irán, encabezada por Jafar Panahi y Mohammad Rasoulof.