Vít Klusák y Filip Remunda, dos estudiantes de cine, usaron parte de los fondos que el gobierno checo les había otorgado en forma de beca, para financiar la campaña publicitaria de los nuevos y baratos productos The Czech Dream.
La campaña había sido ideada por una renombrada agencia de publicidad y el uso de recursos gubernamentales para promover productos comerciales, levantó una polémica. Pero aquello no fue nada comparado con lo que estaba por ocurrir.
Dos semanas duró el bombardeo publicitario en las calles de Praga: spots en radio y televisión, 400 vallas iluminadas, 200 mil volantes, anuncios en diarios y revistas, una canción promocional, una página web.
El clímax de la campaña sería la inauguración de un gigantesco hipermercado llamado igual que los productos, El Sueño Checo (en directa alusión al “Sueño Americano”) -“Un hipermercado para una mejor vida”-, que tendría lugar el 31 de marzo del 2003.
El día llegó y las 4 mil personas que acudieron a la cita descubrieron con desilusión que ni el establecimiento comercial ni los productos existían.
Vít Klusák y Filip Remunda habían concebido todo el asunto para rodar un documental sobre los efectos de las publicidad y el consumismo en la República Checa postcomunista. Encolerizados, los engañados asistentes trataron de linchar a los cineastas.
Pero el linchamiento tampoco es real, sino parte del engaño. Como en F for Fake de Orson Welles, Klusák y Remunda crean en The Czech Dream, el documental (¿?) sobre un hipermercado que nunca existió, un espejismo dentro de un espejismo en el que ficción y realidad son una misma cosa.
Pero muchos se tomaron la comedia en serio y la controversia que el documental (y su filmación) generó sobre el consumismo y la globalización llegó al parlamento, en momentos en que se discutía el ingreso de la República Checa a la Unión Europea.
Al expresidente y poeta checo Václav Havel le gustó The Czech Dream.
“En mi opinión, el film es realmente bueno. Algunos le reprochan el hecho de que está basado en mentiras o que su objetivo sea engañar a la gente, pero lo mismo podría aplicarse a los filmes de Milo?Ö¬° Forman“.
Según una nota publicada por The Guardian, The Czech Dream llega a equiparar las mentiras del consumismo con las del extinto comunismo (o socialismo) checo. “Yo creía que el tiempo de las mentiras había acabado. Pero no, no se ha terminado”, comenta un desilusionado comprador hacia el final del filme.