Después de viejo descubro que es universal la percepción del cine como una ‘rosca’ —un círculo tan cerrado como el de la Mafia, conformado por unos pocos gansters que se reparten entre sí el trabajo (o los proyectos) y dónde nadie entra sin ‘palanca’, sin tener un padrino dentro.
Debo la revelación al Pianista, autor del excelente weblog Un Pianista en un Burdel, quien ha sacado a colación la eterna queja, a propósito de su traducción al castellano de un artículo de John August sobre cómo entrar en el mundo del cine.
Dice el Pianista:
El mundillo del cine es un círculo cerrado, sí. Pero no más cerrado que el de los torneros-fresadores, o el de los luthieres de cuerda pulsada. Como todas las profesiones, entraña serias dificultades y grandes dosis de responsabilidad. Un inevitable corporativismo cuida de que no haya demasiados inútiles desprestigiando el oficio (aunque no siempre se consigue).