En su estupendo libro “Freakonomics: A Rogue Economist Explores the Hidden Side of Everything”, (escrito en colaboración con el periodista Stephen J. Dubner), el economista Steven D. Levitt analiza cómo Internet ha acabado con el principio de la “Asimetría Informativa” en los negocios (también demuestra cómo una jovencita que va a Hollywood con la meta de convertirse en la nueva Julia Roberts y un joven vendedor callejero de drogas que aspira a convertirse en capo, tienen las mismas posibilidades de lograr sus respectivos objetivos —casi nulas—, y cómo ambos sistemas de “ascenso” obedecen a los mismos principios… Pero eso es materia para otro artículo).
Según Levitt, en toda transacción comercial, el comprador supone que el vendedor posee una información que él no tiene. El vendedor, consciente de esta “asimetría informativa” puede subir (o bajar) el precio a su antojo. Para el economista, una de las verdades aceptadas del capitalismo es que “alguien (normalmente un experto)” sabe más que “otra persona (normalmente un consumidor)”.
Pero Internet, donde la información es moneda de cambio, ha reducido la distancia entre los expertos y el público en todos los negocios, dice Levitt. Y el cine no es la excepción.
Piensen un momento en A Swarm of Angels, un ambicioso proyecto que tiene como meta realizar el primer filme de un millón de euros libras esterlinas basado en Internet. La película usará la red como medio de financiamiento, realización y distribución.
El proyecto aspira reunir el dinero con la participación de 50 mil personas, quienes aportarán 25 euros libras cada una. Como quiera que además todo el asunto será licenciado con Creative Commons, luego los usuarios podrán descargar, remezclar, reeditar e intercambiar sus propias versiones de la obra. Incluso, extractos de A Swarm of Angels podrán ser usados en obras comerciales.
Se me antoja que este proyecto lleva más allá las tesis de Levitt. La red ya no sólo acorta la distancia entre expertos y consumidores. Ahora también elimina la barrera entre consumidores y creadores. No sólo los privilegios informativos en el mundo de los negocios están en vías de extinción (quizás por esto las grandes corporaciones quieren eliminar Internet y los gobiernos limitarle el acceso a sus gobernados), sino también los privilegios creativos.
Estamos en una época de transición. Están cambiando los viejos paradigmas de cómo se hace, se comercializa, se promueve y se disfruta el cine. Internet existe. Ya no es posible hacer cine sin tomarla en cuenta. (Gracias a Andrés y Alejandro por el enlace a ‘Swarm of Angels’).