El arquitecto Francisco ‘Farruco’ Sesto, Ministro de Cultura del gobierno bolivariano, en un artículo publicado por la revista cultural Todos Adentro, enmarca su decisión de romper con los gremios tradicionales del cine venezolano dentro del contexto de los cambios revolucionarios que atraviesa el país:
En los intensos días que estamos viviendo, quien no asuma los cambios necesarios con espíritu generoso, va a quedar irremediablemente a la orilla del tiempo…
A continuación, el texto completo del artículo, seguido de la carta que este fin de semana han hecho circular los gremios.
El cine y los cambios
por Farruco SestoLa historia de los pueblos transcurre poco a poco, a veces linealmente, a veces dando vueltas como un río en la selva, retrocede en algunos momentos y en otros da grandes saltos hacia adelante.
Estos saltos ocurren únicamente cuando las situaciones sociales llegan a un punto de crisis. Es muy curioso. Suele ocurrir que la población, que en tiempos normales tiende a ser conservadora como una manera de defender lo que tiene, cuando llega el momento de la crisis asume mayoritariamente la necesidad del cambio.
Se produce entonces un desarrollo acelerado de la conciencia que lleva al pueblo a romper radicalmente con el pasado y a ser protagonista activo de esa ruptura.
Es la hora de las multitudes. La hora de la revolución.
Pero la vida no deja de sorprender. Me refiero a la vida de los humanos en sociedad y sus contradicciones. Digo esto porque debiera suponerse que, en principio, la totalidad de los intelectuales y artistas dignos de ese nombre, salidos del seno del pueblo y entrenados para pensar y sentir, sería capaz no sólo de captar y entender estas circunstancias, sino de sumarse plenamente a las corrientes del cambio con generosidad y entrega absoluta.
Y eso es justamente lo que ocurre con la mayoría de ellos, y sin duda con los mejores, que acompañan de corazón al pueblo en su hermosa aventura.
¡Ah! Pero no deja de sorprender que algunos intelectuales y artistas, una escuálida minoría, concentrados en el ombligo personal de su existencia, construyan nichos o madrigueras para sobrevivir al margen de la revolución e, incluso, en algunos casos, edifiquen pequeñas fortalezas para resistir y atacarla desde allí.
Haciendo una pequeña analogía, ahora que la revolución llegó al cine en Venezuela y que, como nunca antes, se está intentando construir una industria cultural del cine de amplio vuelo en beneficio de todos, algunos personajes de la minoría anquilosada, individualmente o asociados en pequeños grupos de presión, se dedican a poner piedrecitas en el engranaje.
Lo digo desde aquí. Tales actitudes no prevalecerán. En los intensos días que estamos viviendo, quien no asuma los cambios necesarios con espíritu generoso, va a quedar irremediablemente a la orilla del tiempo, inmovilizado por su trasnochado egoísmo.
(Gracias por la info, Andrea)
Este fin de semana, también circuló la carta redactada por los gremios cinematográficos del cine venezolano, en respuesta a la ruptura anunciada por el ministro Sesto:
FRANCISCO SESTO ATENTA CONTRA NUESTRA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
Los cineastas venezolanos denuncian al Ministro del Poder Popular para la Cultura.
Los cineastas venezolanos – miembros de la Asociación Nacional de Autores Cinematográficos y de la Cámara Venezolana de Productores de Largometrajes – queremos denunciar la actitud irresponsable, ilegal y antidemocrática del Ministro del Poder Popular para la Cultura, Arq. Francisco Sesto, cuando afirmó el pasado miércoles 30 de mayo, que su despacho había roto las relaciones institucionales con la ANAC y CAVEPROL y que había girado instrucciones al Sr. Juan Carlos Lossada, presidente del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, para excluirnos de todas las instancias de esa institución creada por nosotros.
La actitud del Ministro Sesto obedece a la posición crítica que los cineastas venezolanos mantenemos ante el otorgamiento “a dedo” de la cuantiosa suma de 17.6 millones de dólares, es decir, 38 mil millones de bolívares, al actor norteamericano Danny Glover para financiar el 60% de la producción de un largometraje sobre el líder haitiano Toussaint-Louverture. El problema no es Danny Glover. El problema reside en la actitud y el procedimiento del Ministro Sesto, que avala la erogación de esta suma y pretende ejercer su poder en contra de todo aquel que difiera de su proceder. El CNAC estableció recientemente que el costo promedio de una película es 1 millón de dólares, lo cual significa 18 largometrajes venezolanos, y una media de 100 puestos directos y 1000 puestos indirectos de trabajo por película para los técnicos venezolanos.
La Anac y Caveprol, gremios que agrupan a más de 380 cineastas y que incorporan permanentemente nuevos miembros, sin exclusión alguna, hemos escrito la historia del cine nacional a través de la creación de la Dirección de Cine del Ministerio de Fomento, de Foncine y del CNAC. No podemos seguir silenciando que no estamos de acuerdo con fórmulas que atentan contra los mecanismos democráticos y transparentes que han regido, desde hace más de 26 años, las instituciones cinematográficas, y apoyar el financiamiento a proyectos que no hayan sido aprobados de forma justa e independiente por comisiones de evaluación, integradas por representantes de todos los sectores de la vida cinematográfica del país, tanto del área pública como de la privada. Lo contrario, lamentablemente, es hoy una realidad en las operaciones de la Villa del Cine, ente paralelo al CNAC, que financia proyectos “a dedo”.
El propio Estado ha venido impulsando políticas para incentivar a más jóvenes a producir y les instamos a ampliar esas políticas. ¿Pero cómo se le enseña a estos jóvenes a tener valores de respeto a las instituciones, si se alimentan modelos discrecionales sin concursos justos y equitativos?
No somos una elite obstruccionista que busca enriquecerse. Durante años hemos sostenido actividades de difusión gratuita de nuestras películas en las comunidades y estamos dispuestos a seguir haciéndolo. Por otra parte, nuestro objetivo central al luchar por una Ley de Cine e impulsar la creación del CNAC, ha sido crear las instancias que permitieran abrir las puertas todos en el cine nacional.
La actitud del Ministro Sesto de excluir a los gremios del cine del CNAC es no sólo ilegal — pues viola la actual Ley de Cinematografía, aprobada por unanimidad a finales de 2005 en la Asamblea Nacional— sino que es profundamente antidemocrática. Los cineastas declaramos que el Ministro no puede excluir a nuestros gremios de las instituciones cinematográficas, ni jurídica, ni moral, ni políticamente. Sacarnos del CNAC es como sacarnos de la casa que construimos con nuestras manos y pagamos con nuestro esfuerzo laboral.
En esta hora incierta para nuestro cine, los gremios denunciamos públicamente al Ministro Sesto y le exigimos que rectifique su decisión.
Los cineastas venezolanos