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Michael Moore, sobre la izquierda y el entretenimiento

Michael Moore

Michael Moore

En mayo pasado, la influyente revista Rolling Stone cumplió 40 años de existencia.

Para celebrar la ocasión, sus editores prepararon no uno, sino tres números especiales. El primero está dedicado casi por comleto a entrevistas con célebres Baby Boomers y protagonistas de la década de los 60: desde Bob Dylan (cuya entrevista es realmente de antología), hasta el padre del Nuevo Periodismo, Tom Wolfe, pasando por políticos como Jimmy Carter y George McGovern —me sorprende cómo la revista asume sin complejos una agenda antibush y pro demócrata: “Bush es fácilmente el peor presidente que los EE.UU. hayan tenido jamás”, repiten cada uno de los entrevistados—, pasando desde luego por ex Beatles (Ringo y Paul), Jane Fonda, Patty Smith o, cómo no, Keith Richards y Mick Jagger.

Cada entrevistado analiza el legado de la prodigiosa década de los 60, hace un balance de los 40 años que siguieron a continuación y comentan sus expectativas en cuanto al futuro.

Fueron tres los cineastas entrevistados: Steven Spielberg, Martin Scorsese y Michael Moore. Claro, hay otros entrevistados que han dirigido películas, como el escritor Norman Mailer o el actor Jack Nicholson, pero creo que esos no cuentan.

Trataré de reseñar brevemente algunas cosas de las tres entrevistas que me llamaron la atención. Hoy empezaré con Michael Moore, uno de los documentalistas favoritos de este blog.

Interrogado sobre si la izquierda tenía alguna resposabilidad en su fracaso para movilizar a la gente, Moore responde:

La izquierda perdió su sentido del humor y, luego, de alguna manera perdió su sentido de humanidad. Quedó atrapada en la jerga y olvidó cómo hablarle a una persona normal. El arte y la cultura que surgió de esa nueva rigidez no fue muy entretenida que digamos. De hecho, “entretenimiento” se convirtió en una mala palabra.

¿Es la tradición marxista-calvinista de la negación de la individualidad como valor: “todo para la causa, nada para uno mismo”?

Exacto. El promedio de las personas de la clase obrera generalmente no responde bien a ese tipo de cosas. Sólo terminan siendo muy poco cool. Y todos queremos orbitar en torno a la cool ¿no es verdad? Cuando Roger & Me fue estrenada, la izquierda oficial no hallaba qué hacer con ella. No entendían que la gente va a las películas porque quieren ser entretenidas. Si los espectadores quisieran escuchar un discurso, van a un mitín. Si quisieran oir un sermón, entonces irían a la iglesia…

En un par de semanas, Moore estrenará su último filme, SiCKO.

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