Montauk Monster. Son las keywords (palabras clave) que han reinado las últimas horas el vasto, inabarcable mundo de la red. ¿Qué importa que la el cadáver de un monstruo ha aparecido en una apacible playa de ricachones en Long Island?
Mucha tinta ha corrido desde la publicación de tan impactante imagen. Las hipótesis no se han quedado cortas. Yo he abandonado la mía. Ya no pienso que se trata de los restos de una lapa, aunque me lo siga pareciendo (al menos, de la cintura para abajo). Resulta curioso que no se hable del Hay quien le ha atribuido características infernales, demoníacas; y desde luego, no ha faltado el típico comentarista polarizado que trata de darle un sesgo político a la cuestión: “…es un pollo de Mercal”.
En Gawker han bautizado todo este asunto como el “Monstergate” (en alusión al Watergate), habida cuenta de la supuesta implicación de genetistas del gobierno estadounidense en la creación del mutante. Fox News, con la proverbial parcialidad que le caracteriza, ha salido en defensa del gobierno: “no es un monstruo”.
La misma gente de Gawker desestima la veracidad de la nueva imagen de “su” monstruo (que ilustra este artículo): “está en otra posición, no hay evidencias de que se trate del mismo día, está hecha para desacreditar nuestro monstruo y hacerlo parecer como un vulgar perro”.
Ellos han bautizado el animal como “Monty, el adorable monstruo de Montauk” y, además de preguntarse qué pensará Obama de tan tierna criatura, ofrecen cinco razones de por qué están fascinados con el monstruo.
Al ver la nueva foto, mi amiga K., ha comentado:
Pero mira qué bien dotados están ciertos monstruos.
Para tío Hermógenes, “esas” “son” “vainas” de El Chigüire Bipolar, “si no es el chigüire mesmo“.
CNN por su parte, sospecha que podría tratarse del cadáver de la mascota de Mr. Evil y una entrevistada llega al colmo de confundir al monstruo con su marido. Entretanto, un intrépido reportero de Plum TV ha conversado con las guapas chicas que tomaron y publicaron la primera fotografía.
Nosotros, desde este humilde rincón insistimos que tras esta imagen está la mano peluda de algún genio del mercadeo viral promocionando la nueva, la última extravagancia hollywoodense.