Ayer pude ver la que acaso sea la película de ciencia ficción más importante de la última década: Wall-E. Luego, más tarde, trataré de escribir sobre ella, sin revelar mucho.
Pero antes, hablemos de Presto de Pixar, el cortometraje que precede a la función principal (qué agradable esto de ver cine a la vieja usanza, con un breve corto que te pone en el ánimo adecuado para enfrentar el largometraje que le sigue).
El corto cuenta los pormenores del duelo a muerte entre el afamado prestidigitador Presto y Alec, su hambriento conejo. Anárquico y vertiginoso, Presto de Pixar es un buen ejemplo de lo que habría podido hacer Chuck Jones, armado con una computadora y un software de animación 3D.