No, no voy a hablar de microfonistas que han dilapidado sus fortunas en alcohol (esta frase sólo la entederán los lectores venezolanos, supongo).
Por “caña” me refiero a ese largo brazo retráctil que usan los sonidistas para hacer llegar sus micrófonos a lugares inimaginados por el Hombre, para recoger con fidelidad un sonido. Aquí, en Venezuela, le dicen así: caña.
En fin, una buena “caña”, liviana, resistente y cómoda, puede llegar a costar algunos miles de dólares, sin contar la montura para el micrófono. Pero si apenas te inicias en duro y competitivo mundo de los microfonistas, es muy probable que tu presupuesto no te alcance para tanto lujo.
Pero no todo está perdido. A continuación encontrarán dos tutoriales que les permitirá resolver el problema. En el primer tutorial, aprenderán a hacer su caña con uno de esas varas telescópicas usadas por los pintores de brocha gorda. En el segundo tutorial, descubrirán cómo hace la montura para sus micrófonos que va en un extremo de la caña.