Cuando leí en la red la noticia de que el organismo fiscal venezolano, SENIAT, había clausurado la exposición Bodies Revealed inmediatamente pensé en este filme de Roger Corman: A Bucket of Blood.
El filme de Corman, rodado en el apenas cinco días a un costo de apenas 50 mil dólares, comparte con la clausurada exposición, la idea del cadáver como materia prima para el arte. Walter Prasley trabaja como mesonero en el café The Yellow Door, un establecimiento frecuentado por artistas y beatniks (o, mejor dicho, artistas beatniks), pero su aspiración es convertirse en escultor.
Cierto día, mientras trabaja en su casa, mata accidentalmente al gato de su vecina y, para ocultar el hecho, cubre el cuerpo del animalito en arcilla. La nueva pieza, titulada sin mucha imaginación, “Gato Muerto”, lanza su carrera como escultor. No pasará mucho tiempos antes de que Walter comience a usar cuerpos humanos para su obra.
Gunther von Hagens es una especie de Walter Prasley real –se visten parecido, incluso– sólo que a sus aspiraciones artísticas ha sumado su curiosidad científica.
Este médico alemán fue el inventor del proceso conocido como plastinación con que son tratados los cuerpos de Bodies Revealed. Claro, a diferencia de Prasley, von Hagens no recurre al asesinato para agenciarse la materia prima para su trabajo. Hay que aclarar que la exposición clausurada en Venezuela, aunque usa su proceso de plastinación, tiene un acento más educativo y ha sido curada –literalmente– por el anatomista estadounidense Roy Glover.
Glover tampoco recurre al asesinato con fines artísticos o educativos. No, que sepamos –habrá que esperar el dictamen de la policía científica venezolana para saber si los exámenes practicados a los cuerpos de Bodies Revealed, revelarán el cuerpo del delito.
Confieso que no pensé en las implicaciones éticas y morales de esta exposición hasta que fue clausurada, por el SENIAT, a pedido del diario de tendencia oficialista, VEA.
El pequeño revuelo que se ha armado a continuación, que amenaza con llevar eventualmente a la cárcel a los organizadores de la exposición; inesperadamente ha servido además para llamar la atención sobre la terrible situación de los derechos humanos en China. Notas de prensa cuentan cómo von Hagens en cierto momento dejó de importar cadáveres de China, al sospechar que podrían tratarse de los cuerpos de disidentes torturados y ejecutados. La sola idea hiela la sangre.
Los trabajos de von Hagens y Bodies Revealed han provocado el escándalo de instituciones como la iglesia, el gobierno y la prensa allí donde se han presentado. Para von Hagens se trata de una posición hipócrita: la Iglesia Católica suele adorar cuerpos embalsamados, de beatos, santos y afines. Por otro lado, es de hacer notar que los gobiernos y Estados también, sobre todo cuando de sus héroes nacionales se trata.
Nada más basta recordar la espantosa saga necrófila vivida por el cadáver de Evita Perón, que el escritor Tomás Eloy Martínez recoge magistralmente en su Santa Evita; o los cuerpos de Lenin y demás jerarcas soviéticos, embalsamados y expuestos al público en su mausoleo. Los historiadores también se han detenido a analizar la curiosa relación que los nazis establecieron con la muerte.
Curiosamente, el público en general parece no encontrar demasiados motivos para horrorizarse por Bodies Revealed. Quizás porque los cuerpos expuestos no son más que momias. Modernas y sin vendaje, pero momias al fin y al cabo. Y quizás, como espectadores, el cine nos haya insensibilizado a la idea de la momia como fuente de horror.
Mientras que en 1932, Boris Karloff aterró a los espectadores con su interpretación del monstruo en busca de su amada desaparecida, en The Mummy; en 1999, una trama casi idéntica da pie a una película que es casi la traducción fílmica de un parque temático, The Mummy, con Brendan Fraser.
En algunos caso, la momia es material de comedia, como el caso de Abbott and Costello Meet the Mummy o Bubba Ho-tep. En el segundo filme, Bruce Campbell interpreta a un anciano Elvis Presley (sí, el Rey no ha muerto y trabaja en un supermercado) quien, junto a un viejecillo negro que asegura ser John Fitzgerald Kennedy reencarnado en un cuerpo afroamericano después del atentado, deben combatir a una momia egipcia que está acabando con los viejitos del asilo de anciano en el que viven.
El cine latinoamericano no está exento de momias: tanto el superhéroe mexicano El Santo, como ese cómico sin gracia llamado Capulina, han debido enfrentar alguna.
Sin embargo, creo que la momia más aterradora de la historia del cine, apenas aparece en la película que protagoniza. (continuará…).
Gunther von Hagens | Una entrevista