La de antenoche quizás haya sido la sesión más emotivas de todas las del festival, Cine Ceará, de Fortaleza.
Comenzó con un homenaje a la actriz brasileña Concepção Senna, a quien el festival concedió el premio Euselio Oliveira, por su trayectoria artística. Senna es la compañera sentimental de toda la vida de Orlando Senna, guionista, realizador y promotor cultural. Horas antes, Senna había presentado su autobiografía, O homem da montanha, un volumen que recoge más de medio siglo de trayectoria en el cine brasileño.
Después del homenaje a Concepção Senna, arrancó el programa de cortometrajes con Vida Vertiginosa, de Luiz Carlos Lacerda, adaptación cinematográfica de un par de textos de un raro de la literatura brasileña de principios del siglo XX, Joao de Rio. Luego, dos cortos experimentales, Bolivia, te extraño, de Dellani Lima y Joacélio Batista y Sweet Karolynne, de Ana Bárbara Ramos. Éste último provocó unas cuantas carcajadas y se ganó al público al contar, en el más puro estilo de video casero, la historia de una simpática niña, su inusual mascota (un pollo) y su padre, un imitador de Elvis Presley, una familia que vive en la trastienda de un bar.
El programa de cortos cerró con Os sapatos de Aristeu, de Renê Guerra. En blanco y negro y con una propuesta conceptualista, el corto construye una historia de silencios en torno al cadáver de un transformista.
A continuación se exhibió el largometraje documental O homem que engarrafava nuvens de Lírio Ferreira y una de las favoritas del festival. Se trata de la biografía de Humberto Teixeira, precursor del Baião que, con la samba, constituye uno de los ritmos musicales más célebres del Brasil. Pero el filme no se detiene en la mera biografía de ‘O doctor do Baião’ y se convierte en un ensayo sobre la música brasileña: de Luiz Gonzaga a David Byrne, pasando por Caetano Veloso, Chico Buarque, María Bethânia o Gilberto Gil entre muchos, muchos otros. Ha sido una divertida experiencia ver cómo la gente aplaudía a sus héroes musicales cada vez que aparecían en la pantalla, coreaban las canciones o reían a carcajadas.
De la sesión de hoy rescato el cortometraje Superbarroco de Renata Pinheiro, que despliega un ingenioso uso de imágenes proyectadas sobre las paredes de su locación, una desvencijada casa, para expresar las interioridades de su personaje principal. Suena complicado, pero no lo es: se trata de un efecto muy sencillo, efectivo y creativo.
El programa incluyó un largo documental, O Pequeno Burgués, filosofia du vida, de Edu Mansur, otra biografía musical, esta vez, de Martinho da Vila. La segunda película fue À Deriva, de Hector Dhalia. Producida por Fernando Meirelles, y protagonizada por Vincent Cassel (en perfecto portugués), Debora Bloch y la hermosísima Laura Neiva, la película tiene una propuesta fotográfica sencillamente exquisita. Este drama familiar está distribuido por focus Features, así que muy probablemente tengamos la oportunidad de verlo en Venezuela y en el resto de la América Latina.