Días atrás me topé con una entrevista con el escritor mexicano Carlos Fuentes, autor de títulos fundamentales en la literatura latinoamericana como La Muerte de Artemio Cruz o Terra Nostra.
La entrevista es a propósito de la publicación de su última novela, Adán en Edén, una historia sobre el espinoso tema del narco mexicano, aunque en clave de sátira social.
En una parte de la conversación, Fuentes explica las razones por las que ha perdido la pasión por el cine actual y cuenta cómo la literatura acabo con la aventura como escritores de guiones que alguna vez intentaron él y Gabriel García Márquez.
Dice Fuentes:
-Usted tiene una larga relación con el cine. ¿No tiene planes de volver a escribir guiones, de llevar novelas suyas a la pantalla?
-Hace muchos años formé un equipo con García Márquez para armar guiones de cine. Pero entonces qué pasaba: nos sentábamos a trabajar y él decía, “oye, Carlos, esa coma me parece muy mal puesta”, y yo le respondía, “oye, Gabo me parece que ese adjetivo no va”. Así nos pasábamos todo el día discutiendo, pero de literatura, y no de cine. Un día dijimos basta. El cine es otro arte, es visual, popular, inmediato, mientras que la literatura es convertir el lenguaje en imaginación y sólo a eso me dedico ahora.
-¿Y cómo espectador?
-Yo soy sobre todo un hombre del pasado, recuerdo mucho el cine de los años 30 y 40. Me puede preguntar lo que sea del cine argentino de los 30 y 40, lo sé todo. Pero para mí el cine es Buñuel, Lubitsch o quien sea, pero un autor. Cuando simplemente hay una mecanización de la aventura en la pantalla, por más espectacular que ésta sea, el cine me deja de interesar. Todavía hay directores como Scorsese y he guardado el interés en algunos, pero he perdido pasión por el cine como tal.
-Entonces, ¿cuál es la mejor película argentina de los años 30 y 40?
-Una película con Santiago Arrieta en la que él es un gánster que se va a La Pampa y allí se transforma. Todo el mundo diría La guerra gaucha , pero yo no porque es casi un lugar común.