También escritor, crítico y teórico, integró la plantilla legendaria de críticos en acaso la más brillante etapa de Alfred Hitchcock, realizador de entretenidos, vertiginosos y taquilleros films, un paradigma del autor.
Hacer películas no es para mí un trabajo. Es una pasión, así como otros pueden tener la pasión por el juego, o por la pesca. Nunca sufrí decepciones con mis películas, y no tengo la impresión de haber fracasado con ninguna de ellas. Como buen discípulo de Alfred Hitchcock, es necesario que haya suspenso en cada uno de mis filmes. No me gusta que mis películas sean aburridas.
En su medio siglo de carrera, nos deja una obra prodigiosa. Tenía 89 años.