En todos los años que llevo escribiendo este blog, no había sucedido. Desde hace tiempo he venido notando cómo existe cierta correspondencia entre la lista de artículos más leídos y la taquilla o asistencia de una película venezolana. Usualmente, la semana que antecede y la posterior al estreno de una cinta venezolana, los posts que he escrito y publicado sobre la película en cuestión, comienzan a ubicarse entre los más leídos.
Incluso, me atrevería a afirmar que la curva estadísticas de vistas de página de un artículo sobre una película venezolana, coincide más o menos con su desempeño en taquilla. Procuraré algunos datos de taquilla esta semana, para hacer la prueba.
Redes sociales y cine venezolano: la intervención de Google
La suposición no es del todo descabellada. El 70 por ciento de las vistas de tales artículos vienen desde Google. Es decir, algún usuario googleó el título de la película y el post de BlogaCine apareció entre los primeros resultados. Y debemos suponer que si alguien googlea buscando información sobre tal o cual película, es porque le interesa, porque le ha llamado la atención como para obligarlo a acudir a Google.
La lista de los artículos más leídos de esta página se renueva semanalmente. Es decir, cada siete días se eliminan automáticamente los posts que menos lecturas registran. Por eso, hasta ahora, son raros los artículos que permanecían más allá de un mes en la lista. Menos aún si tenían que ver con una película venezolana determinada, cuyo promedio en pantalla es de quince dís.
Hay artículos que todos los días tienen cientos y hasta miles de vistas, pero que no aparecen en la lista. Por ejemplo, las galerías fotográficas de Megan Fox, Jessica Alba. O el chiste del Día de los Inocentes sobre las escenas más ardientes del cine venezolano (sí, aún hoy siguen cayendo por inocentes y dejando mensajes insultantes en Youtube). He configurado el programa para que no muestre esos post específicos y le dé oportunidad a lecturas verdaderas (y productivas).
Pero hay otros posts exitosos que no tienen que ver con muchachas ligeras de vestimenta (o, para usar la búsqueda de Google que todos los días atrae a cientos de visitantes a BlogaCine: “mujeres sin ropa”). Está el artículo sobre las mutaciones de físicas de Michael Jackson, las instrucciones para hacer un estabilizador de cámara casero o cómo escribir un guión de cine (que no es más que un enlace a la página del guionista y script doctor venezolano, Frank Baiz).
La taquilla
Volviendo al tema de redes sociales y cine venezolano, decía al comienzo de este artículo que nunca había pasado que todos los posts que aparecen en la lista de los más leídos estén relacionados con películas venezolanas. Y este año ha sido más o menos una constate desde que se estrenara SubHysteria, de Leonard Zelig.
Todo lo anterior viene a cuento porque ayer rebotaba en varios medios la noticia de que el cine venezolano se reencontraba con su público este año, entre otras cosas porque la taquilla ha sido superior a la del 2009. En realidad, yo creo que más que con su público, nuestro cine se ha reencontrado con los grandes medios de difusión masiva y comienza a vencer el viejo prejuicio contra nuestra películas.
La leyenda negra sobre el cine venezolano que en los años noventa pasó de ser un decir popular a una tendencia informativa, cede terreno ante el empuje y la contundencia de las redes sociales y la mensajería instantánea.
La tendencia informativa negativa comenzó a revertirse a mediados de década con el advenimiento de la llamada Web 2.0, que permitió el surgimiento de nuevas formas de comunicación y propició la erosión de los grandes medios de difusión masiva como formadores de opinión. No obstante, de alguna manera la Web 2.0, si bien afectó el poder los medios tradicionales, por otro lado permitió el surgimiento de nuevos forjadores de tendencias de opinión pública. Más pequeños o modestos, pero intermediarios entre el público y su cine al fin. Verbigracia, los blogs sobre cine.
Lo que sucede ahora es muy diferente. Pero eso será para mañana, Dios mediante, porque ya tengo que ponerme a trabajar…
Actualización: ya está publicada la segunda entrega.