Vuelve Malick. Con otra cinta largamente meditada y producida bajo su propio ritmo. Se titula The tree of Life y, a juzgar por lo que vemos en el trailer, es una nueva exploración del tema recurrente en toda su obra: la relación del hombre con su entorno, con la naturaleza. Malick regresa al Medio Oeste americano, esta vez para contar una historia íntima y familiar envuelta en los géneros de la ciencia ficción y la fantasía.
Me da la impresión de que el argumento de The Tree of Life que aquí reproduzco, revela demasiado de la trama, aunque he leído en el blog de la película, que en realidad revela poco. Leer a su propio riesgo:
A finales de la década de 1960 en Texas, Jack O’Brien (Sean Penn), el mayor de tres hermanos, acaba de perder a su hermano menor. Y recuerda de su infancia. El Árbol de la Vida traza la evolución de un niña de once años en el Medio Oeste. Al principio todo parece maravilloso para el niño. Él ve a su madre (Joanna Going), con los ojos del alma. Ella representa el camino del amor y la misericordia, mientras que su padre (Brad Pitt), trata de enseñarle la forma en que el mundo funciona, de que debe ponerse a sí mismo en primer lugar. Cada padre reclama a su lealtad, y Jack debe conciliar sus demandas. Pero esta imagen se oscurece con los primeros atisbos de la enfermedad, el sufrimiento y la muerte. El mundo, una vez algo glorioso, deviene un laberinto.
Ya de adulto, Jack, un alma perdida en un mundo moderno, trata de descubrir lo que permanece inmutable en el devenir siempre cambiante del mundo: el eterno esquema de la vida, del que formamos parte. Cuando descubre todo lo que se ha invertido en la creación de nuestro mundo, se da cuenta de que la existencia de cada cosa es un milagro: precioso, incomparable. Con su nuevo conocimiento del mundo, Jack será capaz de perdonar a su padre y dar los primeros pasos en el camino de la vida.
Definitivamente, Malick sigue siendo uno de los últimos humanistas trabajando en el Hollywood actual.