En su libro sobre el cine digital, el realizador Mike Figgis (Leaving Las Vegas) afirma que, dado el desarrollo tecnológico de los últimos años, el video digital y los sistemas de postproducción caseros, no tiene sentido seguir haciendo cine de la forma tradicional, que poco o nada a variado desde la década de los 30 del siglo pasado, con grandes equipos de rodaje que, como un ejércitos de ocupación, arrasan todo a su paso.
Más adelante, el también inventor del Fig Rig —imprescindible herramienta para el cine digital, al menos, para mí— al ver gente hablando por celular en una disco particularmente oscura, se pregunta por qué no usar la luz de la pantalla de un teléfono como única fuente de iluminación de alguna escena.
Ver Buried, varios intentos después
Resulta que ayer vi esa película, después de varios intentos. No es dirigida por Figgis, sino por el español Rodrigo Cortés. Se titula Buried (Enterrado) y está protagonizada por Ryan Reynolds. Traté de ver esta película varias veces y, sencillamente, no aguanté la sensación de claustrofia que transmite desde sus primeros minutos y a lo largo de todo el metraje (como dice jocosamente un amigo mío: es como pagar para saber cómo se debe sentir una resonancia magnética de 90 minutos).
Anoche fue la vencida. Buried describe la angustiosa experiencia (la peor pesadilla para cualquier ser humano) de ser enterrado vivo. En esta caso, de un contratista (el eufemismo para mercenario) estadounidense, secuestrado por insurgentes iraquíes.
El film es todo un reto de dirección y actuación: la cámara acompaña todo el tiempo a Reynolds dentro del ataúd. Son 95 minutos de inmisericorde asfixia.
Buried de Rodrigo Cortés, ingenioso uso de la fotografía
Buried de Rodrigo Cortés ha sido filmado en apenas 17 días y con seis ataúdes diferentes (construidos según requerimientos del rodaje), además de una banda sonora prodigiosa, lo que verdaderamente se destaca en Buried es el trabajo de dirección de fotografía
- Primero, porque como le gustaba a los grandes directores de fotografía del cine, cada fuente de iluminación en Buried está justificada y presente en el encuadre: un encendedor, la pantalla del teléfono celular, una linterna descompuesta, un par de tubos fluorescentes.
- Segundo, porque todas las fuentes de luz son de diferentes temperaturas: frías, las del teléfono azul y el tubo fluorescente verde; y calientes, las de la vacilante llama del encendedor o la linterna parpadeante.
- Tercero, porque tanto Cortés como su director de fotografía, Eduard Grau, se valen de la mezclas y los cambios de temperatura de la luz para subrayar los giros dramáticos e la historia. De paso, para imprimirle dinamismo visual a una historia de confinamiento extremo.
- Cuarto, porque el aprovechamiento dramático no se agota en el mero uso de los cambios en la temperatura de color, sino que las fuentes de luz están usadas dramáticamente: Reynolds no sólo debe ser su propio director de fotografía dentro del ataúd; sino que además debe manipular las fuentes de luz. Y de esta manipulación, surgen también giros dramáticos.
Buried es un buen ejemplo de esa nueva forma de hacer cine por la que aboga Figgis, explotando al máximo los avances técnicos del cine y sacándole todo el provecho dramático posible a la escasez de recursos. Al mismo tiempo, es digno heredero de los grandes filmes de Alfred Hitchcock de una sola locación como Lifeboat, The Rear Window o The Rope.