En 1993, las autoridades cercaron y dieron muerte al hombre más peligroso y buscado de Colombia, el narcotraficante Pablo Escobar. Horas después de conocerse la noticia, su lujosa propiedad, Hacienda Nápoles, fue saqueada. En medio del caos, pudieron escapar muchos de los animales exóticos que albergaba el zoológico privado del pistolero. Habían sido traídos a Colombia una década antes, a bordo de un C-130 Hercules. El zoológico llegó a tener 2 mil 500 animales, incluido un par de loro negros únicos en el mundo.
Entre los animales que escaparon había una pareja de hipopótamos. Hoy, hay más de 20 de estos paquidermos vagando libremente en los alrededores de Medellín, destruyendo cultivos y aterrorizando a los campesinos. También son los protagonistas de Pablo’s Hippos, documental de Antonio von Hildelbrand, respaldado por Sundance Channel y la BBC, que por estos días se exhibe en el Festival Internacional de Cartagena. El film parte de la historia de los hipopótamos, para contar la vida del tristemente célebre narcotraficante.
Pablo Escobar era un macho alfa, tenía el sex appeal de un Tony Soprano: el ser todopoderoso que se defiende ante todo, que puede comprar lo que sea, con el que todo el mundo quiere identificarse a un cierto nivel. Lo que está en el documental son los límites de violencia a los que llegó para demostrar que era un macho alfa. De todos los problemas que trajo al país, es quizá el último que le faltaba a Colombia: una peste de hipopótamos que andan flotando en el agua por todas partes, que andan libremente y nadie puede controlar.
Lo que quise es tomar la marca más absurda que nos dejó el narco para hablar de todo lo que nos había pasado. Y descubrí que los narcotraficantes tienen similitudes con los hipopótamos, o al menos Pablo Escobar las tenía. Son gorditos, lampiños, extremadamente agresivos, no particularmente inteligentes pero muy fuertes, y todo lo que hacen es por territorio y por hembras.
Cuando el líder de la manada es viejo, llega otro y lo mata para tomar el liderazgo, como los narcos. Matan de inmediato a cualquiera que se les cruce en el camino, como los narcos. Son paranoicos, como los narcos. En Colombia no tenemos al elefante en el cuarto, es el hipopótamo en el cuarto. Y si lo sacamos nadie los va a querer. Estamos rodeados de hipopótamos, se están reproduciendo y tenemos que hacer algo al respecto. En Colombia desarrollamos una tolerancia anormal al absurdo.
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