Este fin de semana se conoció la noticia: Steven Soderbergh, autor de 30 películas, reconocido realizador independiente, quiere seguir el camino de David Lynch, Billy Wilder, Arthur Penn o Ingmar Bergman, cineastas que en algún momento de sus vidas hicieron a un lado sus cámaras y decidieron dedicarse a otra cosa, o simplemente, a no hacer nada.
La razones de Soderbergh son sencillas: está harto de las complicaciones innecesarias del negocio y siente que ya comienza a repetirse a sí mismo.
Quiero un cambio. En los últimos tres años he rechazado todos los proyectos que me han llegado. Y en el futuro ya no verán más a Steven Soderbergh dando vueltas por ahí. Cuando llegas al punto en el que piensas que si tienes que volver a subirte a la camioneta para localizar exteriores te pegarás un tiro, es el momento de dejar subirse en la camioneta a otros a los que de verdad les haga ilusión. Cuando empecé a sentir que ya había hecho esa toma antes, que ya había rodado escenas así, fue cuando empecé a considerar en serio la idea de retirarme. Un cineasta sin ganas es como un jugador de béisbol o de fútbol que se cansa tras dos temporadas. ¿Por qué llegar a esa situación si me puedo ir habiendo en el mejor pie, habiendo creado un Abbey Road?
No obstante, llama poderosamente la atención que su fatiga parece estar relacionada con el agotamiento creativo, no tanto del autor como del lenguaje cinematográfico mismo:
Cada vez que comienzo una película tengo la sensación de haber estado ahí, de haber hecho eso. Definitivamente no me gusta aquel sentimiento de repetirme a mí mismo. La tiranía de la narrativa me pesa y estoy convencido de que hay otras formas de organizar las imágenes y las ideas. Necesito dar un paso al costado, porque me estoy agotando muy rápido.
¿Será ésta la razón de que algunos directores muestren un declive creativo al final de sus carreras? ¿Acaso existe un punto en el que las limitaciones propias del lenguaje cinematográfico, sobre todo cuando de cine narrativo se trata, se convierten en el principal obstáculo para el desarrollo de la obra de todo autor?
Soderbegh, como Lynch o Peter Greenaway, está considerando dedicarse a la pintura o, como otros tantos directores, a la fotografía. Pero antes, deberá terminar un par de películas: la biografía de Liberace y otra cinta protagonizada por George Clooney.
Entrevista completa | Studio 360