Ocurrió hace apenas unas horas en el SuperMeet, un evento que todos los años tiene lugar en el marco de la exposición de la NAB. De alguna manera también se esperaba, pues desde hace un par de meses se sabía que venía. Jobs lo había anunciado. Luego, hubo reportes de gente que hasta tuvo la oportunidad de usar una versión beta y le parecía maravillosa.
Finalmente, se ha dado a conocer la nueva versión de la popular y revolucionaria herramienta de edición no lineal de Apple, el Final Cut Pro X. Reescrita desde cero para aprovechar la arquitectura de 64 bits, Apple promete que la nueva versión será tan revolucionaria como la primera versión. Costará 299 dólares y podrá ser descargada desde la Mac App Store en junio. No me queda claro si vendrá acompañada de otras aplicaciones, pero me parece que no. Incluso, me da la impresión de que muchas de las funciones de las otras aplicaciones de la suite han sido fundidas en el nuevo FCPX. Tal parece cer el caso de Color y Soundtrack.
El Final Cut Pro X tiene la capacidad de usar ilimitada cantidad de RAM y aprovechar todos los núcleos del procesador. Utiliza ColorSync para gestionar el color. Tiene capacidad de reproducción independiente de la resolución hasta 4K —sí, leyeron bien: 4K— y puede trabajar de forma nativa con los codecs H.264 y AVCHD, lo que quiere decir que se podrá trabajar con el material de la Canon y otras DSLR sin necesidad de transcodificar.
En el nuevo timeline se podrán combinar materiales de varios tipos, sin render de ningún tipo. De hecho, no hay hay que rendear —perdón por el hórrido anglicismo— nada, pues la nueva aplicación aprovecha cada núcleo del procesador para hacerlo en segundo plano, de forma instantánea. Además, el timeline es magnético y aparta del camino los clips para evitar colisiones y sobreescritura accidentales. El timeline también es indexado, para facilitar búsquedas y muestra el contenido de los clips con sólo pasar por encima el cursor.
Tiene modo de visualización de celuloide (filmstrip), agrupación de varios clips en uno sólo de forma más simple y un nuevo editor de precisión para el recortado (triming) de tomas. Por si fuera poco, se pueden añadir y visualizar metadatos en diferentes regiones de los planos, manejar fotogramas-clave con herramientas Bezier y curvas también en el timeline. Los fotogramas-clave se pueden animar de forma automática como en iMovie.
El nuevo Final Cut Pro X, sincronización automática
Y en un movimiento radical que pondrá de rodillas a millones de editores en todo el mundo, el nuevo Final Cut Pro X también incluye la función de sincronización automática de audio y video (a la manera de Plural Eyes). Lo que redundará en un ahorro de miles de horas-hombre (u horas-mujer, según sea el caso) en algo que, más que una tarea, es un verdadero karma en vida. El timeline también se muestran en tiempo real las ondas de sonido, los picos de saturación, nuevas herramientas de fundidos y control automático del número de pistas.
Como en iMovie, el FCPX puede estabilizar la imagen, corregir el balance sonoro y reducir el ruido ambiental de forma automática al realizar la ingestión de material. También puede detectar automáticamente escenas, valores de plano, velocidad de fotogramas y rostros —individuales y en grupo— y organizar todo en colecciones inteligentes. Esto quiere decir, por ejemplo, que podrás tener carpetas con todos los primeros planos de tu película o con todos las tomas de cada uno de tus actores.
En un modo de presentación llamado Auditioning, se pueden reproducir diferentes versiones del montaje. Finalmente, otras novedades que despertarán la devoción de postproductores de toda clase: entre las nuevas opciones de corrección avanzadas de color se incluye la posibilidad de equiparar el color de dos tomas distintas con un sólo golpe de ratón. Es decir, con un sólo clic.
Visto todo lo anterior —que sólo es una versión sin terminar de la aplicación, ojo— no nos queda más que decir: gracias San Jobs por los favores recibidos. Sólo esperemos que, como suele suceder con Apple, a cambio de estas mejoras no perdamos herramientas invaluables del pasado, como Cinema Tools…