¿Por qué últimamente tantos cómics y novelas gráficas son adaptadas al cine? ¿Por qué, incluso antes de comenzar a filmarse, algunos guiones sirven de base para novelas gráficas, como en el caso reciente de Noé, de Darren Aronofsky?
Para empezar, Maschwitz cita a su vez un episodio del podcast del guionista John August en el que se explica cómo cuando uno vende un guión,entra “en una especie de acuerdo de trabajo por encargo”, que pone en manos del comprador no sólo el guión sino los derechos de autor.
De modo pues que una vez vendido el guión, el autor pierde por completo los derechos sobre su trabajo y toda ganancia económica que de él se derive.
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No es lo que sucede, ciertamente, con los trabajos narrativos literarios o gráficos.
Se escucharán historias sobre productores que desarrollan sus proyectos como novelas gráficas antes de picharlos como películas. Parte de la razón es que el estudio podrá ver gráficas de cómo se vería la película, pero la otra gran parte tiene que ver con que el dueño del copyright mantendrá los derechos literarios de la historia.
Esto significa que recibirá regalías de cualquier película que se haga a partir de ese trabajo, incluyendo continuaciones, series de TV, o en etapa de producción. Regalías que no serían contempladas en un acuerdo de guión normal.
Finalmente, Maschwitz agrega otro factor: la audiencia cautiva, o los nichos de público de los cómics y novelas gráficas. En el sistema de estudios de Hollywood, un proyecto basado en otro trabajo exitoso —Scott Pilgrim vs. the World, The Walking Dead—, que ya se haya ganado una gran audiencia, tiene más posibilidades de convertirse en película, que un guión o idea original virgen.
Claro, todo esto se aplica al sistema de estudios o a grandes conglomerados de televisión. Recientemente, un amigo que trabaja en una gran cadena de TV internacional, me comentaba cómo sus ejecutivos sólo querían desarrollar proyectos basados en libros exitosos o escritores consagrados. Pero en la realidad cinematográfica de nuestros países, donde usualmente el director no sólo es el guionista, sino el dueño de la idea y su propio productor al mismo tiempo, ¿tiene algún sentido desarrollar una novela gráfica, o simplemente una novela, a partir de un guión que habrá de convertirse en película?
Quizás César Oropeza (Puras Joyitas) y Marcelo Pont, director de arte de El Secreto de sus Ojos, tengan la respuesta: ambos están dándole los toques finales a I♡Z, adaptación a la novela gráfica del guión de la próxima película de Oropeza…