Y no sólo eso: whiteonwhite:algorithmicnoir es un film que puede reproducirse interminablemente, en un loop infinito, cambiante, como una cinta de Möbius mutante, hipnótica. Dirigido por Eve Sussman y su equipo de colaboradores, The Rufus Corporation, el film está compuesto de 3 mil tomas, 80 tomas de narración y más de 150 piezas musicales diferentes que Sussan recolectó durante dos años.
La tarea de armar el rompecabezas narrativo recae sobre lo que Sussman y The Rufus Corporation llaman The Serendipity Machine. Se trata de un algoritmo que escoge y ensambla la estructura dramática en tiempo real cuando el film se proyecta. Los espectadores más geeks tienen la suerte de seguir en paralelo las decisiones de la máquina, mostradas en una consola al lado de la imagen.
Desde luego, esto tiene sus ventajas y sus desventajas. La desventaja principal es que la máquina no siempre toma las mejores decisiones narrativas y dramáticas, según explica Sussman.
whiteonwhite:algorithmicnoir y The Serendipity Machine
Algunas veces funciona como debería. La tensión dramática crece y se resuelve. Otras veces, no funciona para nada.
Según cuenta a Wired, en el pasado festival de Sundance, fue exhibido tres veces. Una de las exhibiciones fue regular. Otra, realmente difícil de ver. Y finalmente, una extraordinaria.
whiteonwhite:algorithmicnoir, un film noir experimental con una estética que su directora define como “retro-futurista”, tiene como personaje central a Holz, un geofísico atrapado en una metrópolis setentosa llamada City-A —una referencia a Alphaville, de Godard— operada por la corporación New Method Oil Well Cementing Company. Se trata de un paisaje distópico donde el lenguaje es racionado; el agua, fabricada; y el tiempo, manipulado.
Justo por estos días, whiteonwhite:algorithmicnoir se exhibe en la Berlinale. Aunque seguirá recorriendo el circuito de festivales, el film también se exhibe en galerías de arte. En la red hay seis fragmentos que dan una idea del experimento completo.