“El mundo de los ordenadores, del Facebook y los reality-shows no me va. Yo soy de los que leen el periódico y me gustan los libros en papel. Me gusta su peso, su olor. Pero si no lo tengo en papel, lo leo en el iPad. Y tengo que reconocer que cada vez leo más libros en el iPad porque la pantalla está iluminada y puedo leer en la cama a oscuras. Pero no me verán utilizarlo para otras cosas. Ni tan siquiera para enviar mensajes. Cuando voy por la calle soy de los pocos que siguen mirando las cosas que le rodean, no voy pendiente de una pantallita. Esa no es mi generación”.