Dice el escritor y premio Pulitzer Junot Díaz:
En 1983, cuando yo era todavía un adolescente, el Gobierno federal imponía severas restricciones a la publicidad destinada a los jóvenes. Había franjas horarias y medidas precautorias destinadas a proteger a la gente joven. Hoy día son víctimas de un ataque masivo. Cada joven es un objetivo ambulante sobre el que las corporaciones se lanzan despiadadamente a fin de asegurarse que no les queda un solo momento libre. Para cada instante de ocio hay un artilugio de consumo al que son adictos. Los jóvenes son consumidores a quienes no se deja en paz un solo instante. ¿Cómo van a desarrollar la capacidad necesaria para disfrutar el arte con la tranquilidad que exige la contemplación estética cuando los están bombardeando con productos edulcorados de bajísimo valor nutritivo, entretenimiento basura? El problema de Estados Unidos es que el país está enganchado al consumo de bazofia cultural, por la sencilla razón de que es lo que las corporaciones necesitan para seguir ganando dinero de manera incontrolada. Piénselo bien: cada vez que un joven abre un libro es tiempo que pasa sin pulsar botones, sin entrar en Facebook, sin pedir papel higiénico por Amazon. Si a una chica o a un chico les da por leer poesía, se salen de la cadena de producción de dinero y obtención de beneficios. A las corporaciones les resulta insoportable la idea de que nadie le dedique a una novela las 20 o 30 horas que exige su lectura. Las multinacionales han secuestrado la imaginación de los jóvenes y no les van a dejar volver a la lectura. No. Fucking. Way.
De esta forma, el autor de La maravillosa vida breve de Óscar Wao, se suma al concierto de voces cada vez más críticas contra la cultura del entretenimiento basura.
http://www.youtube.com/watch?v=ahlVBnx66PM
Mientras que el tema de la juventud como objetivo de las grandes corporaciones, es un tema explorado en el viejo, pero no menos actual, documental The Merchants Of Cool.