Adobe se las trae.
Hace un tiempo atrás, Apple fue el blanco de la furia de los editores profesionales de todo el mundo cuando puso a circular una nueva versión del Final Cut Pro y anunció que no seguiría desarrollando, ni brindando soporte a la vieja versión. Adobe aprovechó la ocasión para captar nuevos clientes. Dio precios especiales a los “switchers” —usuarios del FCP que ahora se cambiaban a Adobe Premiere, incluso llegó a hacerle alguna zancadilla a Apple.
Hoy, los papeles se han invertido y es Adobe quien recibe los ataques. ¿La razón?
El gigante informático, desarrollador de legendarias y populares aplicaciones como Photoshop o After Effects, ha decidido adoptar un nuevo sistema de negocios basado en la nube. Y en alquileres.
Sí, alquileres. Ahora cualquiera puede alquilar sus programas por el tiempo que los necesite (aunque, si no he entendido mal, el lapso mínimo es de un año) por módicos precios. Así, cualquiera puede usar el paquete completo premium de aplicaciones, que antes costaba alrededor de 3 mil dólares, por tan sólo 50 dólares al mes. Claro, la diferencia estriba en que antes el usuario era dueño de las aplicaciones, mientras que ahora sólo es el suscriptor de un servicio. ¿Un inquilino de Adobe?
Desde luego, las flames wars han estallado en foros, blogs y demás publicaciones electrónicas especializadas, con incontables comentarios sobre los pro y los contras de la medida. La crítica más difundida es la certeza de que, con este modelo de negocios, todo profesional dependerá de Adobe para hacer sus trabajos: abrir y modificar archivos de proyectos ya realizados con la nueva suite de herramientas, te obligará forzosamente a pagar la suscripción.
Personalmente desconfío un poco de la estabilidad de las aplicaciones basadas en Adobe Air. Llevo un par de mese usando Adobe Muse, una excelente y sencilla herramienta de diseño web. Pero pasado cierto punto, comienzan los problemas. No sé si es por culpa de Adobe Air, o porque es una aplicación relativamente nueva. Tampoco sé si aplicaciones más complejas y pesadas, como After Effects o Lightroom, correrán sobre Air. En todo caso, dependerán de una conexión a Internet para su activación y actualización.
Muchos ya hablan de mantenerse en la versión 6 de la suite, la inmediatamente anterior. A diferencia del caso del FCP, Adobe só continurá brindándole soporte a la antigua versión. Pero incluso así, ya algunos hablan de emprender el camino de regreso al FCP.
Para los usuarios venezolanos, no hay mucho que discutir: el costo anual de la suscripción al paquete completo de aplicaciones alcanza los 600 dólares. Mientras que nuestros cupo anual para transacciones electrónicas es de 400.