¿Han visto Mother de Darren Aronofsky? Se acaba el 2017 y arriba el tiempo en que todos comenzamos a hacer balances. Especialmente, sobre lo mejor y lo peor de un año horrible.
De modo pues que es hora de hacer balances y no creo haber visto otra película que merezca más encabezar esta serie de artículos que la extraña fábula Mother de Darren Aronofsky que dejó perplejos y confundidos a críticos y espectadores por igual. No en vano, este fin de año, Mother! aparece en las listas de muchos críticos, pero como lo mejor y lo peor del año, al mismo tiempo.
Cualquier película que origina este tipo de reacciones extremas y malentendidos es muy probable que se haya adelantado a su tiempo. O que simplemente sea una obra artística llamada a perdurar en el tiempo, a ser reivindicada en un futuro no muy lejano. Oque está destinada a devenir un film de culto con el paso de los años.
Porque si algo caracteriza a toda obra de arte es su polisemia. Y vaya si Mother! se carateriza por su multiplicidad de significados. El film de Aronofsky trabaja en tantos niveles que Richard Brody, uno de los críticos de The New Yorker, se vio obligado a dedicarle no una, sino dos de sus críticas.
Mother de Darren Aronofsky, polisémica
Como Brody, mientras la veía yo también pensé estar viendo una metáfora sobre la creatividad (o la falta de), el poder destructivo de la fama en el milenio del narcisismo, y la frontera indiscernible entre la realidad, la ficción y el acto de creación, que avanzaba por medio de la trama intimista de la cotidianidad de un escritor (Javier Bardem) con bloqueo creativo y su joven, hermosa e insatisfecha esposa (Jennifer Lawrence). Todo eso, claro, antes de que en el tercer acto la historia diera ese vuelco surrealista, distópico, anárquico.
Yo recordaba vagamente haber leído en algún lado, unas declaracions de Aronofsky en las que mencionaba cierta relación de su historia con La Biblia, lo que se me hizo evidente en ciertos momentos, como la secuencia de Caín y Abel. O, sobre todo, en ese clímax surreal en que un grupo de fanáticos se toma el rito de la comunión de forma un tanto literal.
Pero al igual que a Brody, lo que me desconcertó luego, al menos momentáneamente, fueron las declaraciones del director de El Cisne Negro. Según Aronofsky, Mother! era una fábula sobre el cambio climático y los efectos nocivos de la acción humana sobre la Madre Tierra.
Según Brody, Aronofsky se equivoca en la visión de su propio film.
En “¡Madre!”, Aronofsky hace maravillas con su inconsciente cinemático, aprovechando su furia y confusión para crear una película que, mientras despega de una árida alegoría bíblica, es de hecho un drama literal de relaciones personales en un mundo de artistas de mediana edad y mujeres más jóvenes, similar al que viene trabajando durante décadas.
En la película, es la voluntad del escritor, el esfuerzo por salir de una vida ordinaria a través de la fuerza de su creación artística, lo que establece la historia, y el mundo cinematográfico de Aronofsky, en un movimiento grotesco y fascinante.
Afortunadamente, la película que hizo es mucho más interesante de la que cree que hizo.
Godard: el autor no sabe nada
Puede que de entrada resulte difícil digerir que un autor no sea capaz de saber qué clase de obra hizo. Pero la verdad es que es más común de lo que suele pensarse. De hecho, esa es la verdadera razón de la existencia de la crítica.
En este sentido, Brody cita una conversación que tuvo en cierta ocasión con Jean-Luc Goddard:
Lo que los directores -especialmente los buenos- ponen en sus películas es diferente de lo que sale de la visión de esas películas (…)
Un gran director que entiende esto es Jean-Luc Godard, quien discutió el asunto conmigo cuando lo entrevisté en 2000. Estábamos hablando de “La Chinoise”, su drama de 1967 sobre una célula de jóvenes maoístas en París y su inclinaciones hacia la violencia política, que, pensé, filmó con un grado significativo de distancia crítica.
Él estuvo de acuerdo, pero dijo que, en el momento de la filmación, su perspectiva crítica era “inconsciente”, y agregó: “Mi inconsciente tenía razón, pero es el cine el que tenía razón, lo que era más o menos correcto. Lo que la gente dice al respecto no es necesariamente correcto; a menudo lo que el autor dice es aún menos correcto, porque el autor es lo que hace, no lo que dice”.
Autobiografía accidental
Quizás sea esta suerte de ceguera creativa de todo artistas lo que al final engendra obras extremas, polarizantes y de luminosa ambigüedad, que se prestan a toda suerte de interpretaciones, equívocos y polémicas. Creo sin embargo, que la conclusión de Brody tampoco es del todo correcta, puesto que Mother!, dada su polisemia, también responde a la interpretación de Aronofsky.
Acaso no sea tan evidente como los rasgos autobiográficos de la trama (porque como dice Robert McKee: en el encuadre de un film, no hay lugar donde su autor pueda esconderse) o la parábola bíblica; pero la idea de una metáfora de un apocalipsis ambiental, provocado por el fanatismo religioso y con funesta consecuencias sociales también está presente en Mother!
La verdad es que no existe un verdadero (o un falso) significado de esta película. Es más: no existe un significado unívoco del film. Ni hay una forma de interpretarlo correcta o incorrectamente. Tampoco hay manera de enmarcarlo dentro de un género específico, pues muta según transcurre el metraje. Comienza como un drama intimista. Pronto se transforma en una invasion movie. Y desemboca en un sátira surreal, una alegoría ecológica y social.
Como una buena obra de arte, Mother de Darren Aronofsky se presta a toda suerte de lecturas.
Y eso la hace perdurable.