Tecleo esta actualización como en los viejos tiempos. De mañana, en mi estudio y en mi antigua iMac blanca que semeja a una vieja, venerable anciana, de cabellera encanecida. Como en los viejos tiempos, el sol matutino entra con fuerza por la ventana y hace visible el vapor que emana de la taza de café. Es domingo.
No tengo que ni decirlo, pues ya ustedes lo saben: no he escrito mucho por estos días. Mejor dicho: no he escrito nada desde hace muchos días.
El motivo también lo saben. A finales del 2010 me lancé a la delirante aventura de producir un largometraje documental de forma completamente independiente. En el camino, el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) aprobó el financiamiento para mi largometraje de ficción, Tres Bellezas. Mientras, Más Allá del Valle de la Silicona, el proyecto de documental, despertaba un inesperado interés internacional que me ha obligado a meterme de lleno en su producción.
Si producir un largometraje es de por sí una empresa titánica, casi inhumana; ahora imagínense la dimensión de la empresa de producir dos largometrajes casi en simultáneo.
Eso sí, está resultando menos complicado producir sin presupuesto que con él. La falta de recursos parece reforzar la motivación que te lleva a hacer una película, a contar determinada historia. Y esa motivación parece transmitirse al resultado final. Creo que esa es la razón por la que el proyecto de documental ya ha ganado tres premios internacionales y recibido algunos reconocimientos privados que luego comentaré en público. Sí, importa la razón por la que se hacen las cosas. Desafortunadamente, en el caso del documental me he tenido que enfrentar a un mercado internacional infectado de tiburones, donde lo que menos importa es tu pasión, o motivación.
No obstante, en ambos casos, aún es temprano para sacar conclusiones definitivas y en el camino todo puede cambiar.
Este distanciamiento de la vida virtual también me ha servido para ver con más objetividad el devenir del experimento llamado Web 2.0., después de la emergencia de las redes sociales. No tengo mucho tiempo para escribir lo que pienso al respecto. También creo que debo madurar mis ideas. Pero puedo adelantar que lo que se ve a la distancia es algo parecido a la “myspace-zación” de la Web 2.0. Para ser justos, en este proceso habría que excluir a la “blogósfera”, que sigue siendo un hervidero de ideas, corrientes de pensamiento disímiles y tolerancia.
Trataré de desgranar estos temas domingo a domingo. Entre semana intentaré publicar cortas actualizaciones, citas, videos, fotos… Un poco a la manera de Tumblr. Nos vemos pues, Dios mediante, la semana que viene. Para quienes me lo han preguntando, BlogaCine sigue vivo.