Hace unas pocas semanas, la cinta venezolana Cyrano Fernández obtuvo los premios al Mejor Actor (Edgar Ramírez) y del Público, en el último Festival de Cine de Málaga, en España. La gente del festival entrevistó a Alberto Arvelo. La entrevista apareció publicada en la miscelánea informativa que el instituto distribuye casi a diario, vía correo electrónico. Entre las diversas cuestiones que aborda Arvelo, me llamó la atención su reflexión sobre la deficiencia del guión en el cine nacional, algo que no duda en calificar como uno de los mayores obstáculos para su pleno desarrollo:
…si hay un mal guión, no hay un universo que estamos inventando y ese universo la gente no termina recibiéndolo o aceptándolo. Un mal guión es casi un mal irremediable. Por eso creo que es preocupante, sobretodo en el caso nuestro en el que tenemos una literatura contemporánea bastante pobre, que no es el caso de nuestros países vecinos; con lo cual el esfuerzo de los cineastas y de los escritores de cine venezolanos tiene que ser doble, porque tenemos que sobreponernos a ese vacío real.
Esto que te menciono creo que tiene que ver con que llegado un momento, Venezuela perdió la relación con el país o mejor dicho, con la cultura nacional, con los venezolanos, con los pueblos, los barrios, con la verdadera esencia e identidad del país; entonces empezamos a producir un arte de un sector de Caracas y eso reflejaba solamente un sector de la sociedad, una visión parcializada y vacua de la realidad, una cultura que reproducía la cultura de otros lugares del mundo, lo cual es bastante triste.
Eso ha producido un escenario delicadísimo en el cual no tenemos literatura contemporánea y por eso, es importantísimo el esfuerzo que estamos haciendo por tratar de formar a nuevos guionistas; es un esfuerzo grande y duro, porque no se logra de la noche a la mañana.
Días atrás conversaba con una amiga sobre la paradoja de la ficción en nuestro país: por un lado, nuestra producción contemporánea de ficción parece poca y, acaso (no me atrevería a asegurarlo) de poco atractivo. No obstante, por otro lado, tenemos una de las industrias más poderosas del mundo en la generación de ficción: la telenovela.
Sobre el particular, pero refiriéndose al problema de la poca preparación de nuestros actores, dice Arvelo:
Es cierto que hubo una época en el que algunas personas dejaron en el teatro una huella importantísima, pero luego la televisión se fue apoderando de todo y la televisión es por esencia el oficio de lo banal, entonces los actores de televisión no están estudiando (o no estaban) y no están viendo que actuar es un arte tan complicado como tocar violín o como diseñar un edificio y que es mucho más que tener un rostro…esa es otra pequeña tragedia de nuestro cine.
Alberto Arvelo se encuentra trabajando en un filme sobre Simón Bolívar.