Hace poco más de una semana que el nombre de Woody Allen se mantiene en la palestra.
Primero, por el estreno de su último filme, Festival de Cannes.
Un estreno al que no acudió Scarlet Johansson, con quien al parecer, Allen no se las llevaría bien últimamente, se dice que por sus caprichos y extravagancias (las de Scarlett, quiero decir, no las de Allen).
También ha sido noticia su decisión de escoger como tema para su película, una canción de un CD que los miembros de un grupo desconocido, Giulia y los Tellarini, dejaron en la recepción de su hotel.
No obstante todo lo anterior, acaso ha sido el artículo publicado por The Guardian, lo que más polvo ha levantado.
El artículo afirma que Woody Allen no ha hecho una buena película desde Bullets over Broadway, que ha perdido el público en su país –que por eso se ha ido a filmar en Europa (Gran Bretaña primero, España después)– y que, y aquí viene el golpe de gracia, los europeos debían dejar de financiar sus películas.
“Europa, por favor, deja de financiar a este hombre”, tal es el título del artículo de marras, firmado por Joe Queenan. A algunos les ha parecido una crueldad, otros comparan la actual suerte de Allen con el retiro forzoso del gran Billy Wilder.
¿Debería Woody Allen dejar de hacer películas? ¿Debería Europa dejar de financiarle? ¿Son sólo bodrios sus últimas películas…?
