En días recientes escuché el comentario de un par de amigos que fueron a ver El misterio de las Lagunas, fragmentos andinos y en cuya proyección se encontraba su director, el señor Atahualpa Lichy, hecho que llamó mi atención.
Llega el momento en que soy yo quien asiste a la proyección. Después de los trailers, antes de empezar la película, encienden las luces y el director Atahualpa Lichy se para frente al público, de apenas unas 20 personas, a presentar su película, y ofrece abrir un foro al finalizar la misma como si se tratase de un cine foro o parte de una actividad para estudiantes de cine.
Al terminar la función la gran mayoría de estas personas permaneció en la sala para compartir con el cineasta. Se hicieron pregunta y comentarios, en un ambiente ameno que se llevó media hora y que sólo termino debido a que había gente esperando entrar a la sala para la siguiente proyección.
Este hecho me pareció súper interesante. Que el mismo director esté junto a su película para presentarla a su público religiosamente todos los días, esperando su próxima proyección, sea frente una sala repleta o con una decena de personas, con gente que le guste o no su película, es ponerle el rostro a los créditos y dar un acercamiento que se agradece frente a un medio donde muchas veces los realizadores carecen de rostros.
El Misterio de las Lagunas fue estrenada tan sólo en 2 salas comerciales en Caracas. y desde entonces el señor Atahualpa y su esposa, Diana Lichy, productora del filme, estuvieron presentando la película en ambas salas. El documental será próximamente estrenado en Maracaibo y Maracay, y el mismo director irá a ofrecer esta compañía al público de esas ciudades. Mientras tanto, si les interesa, aprovechen estos días en el Centro Plaza, la única sala en Caracas que aún proyecta la película y donde probablemente siga el director.
Para mí fue una grata sorpresa, amena, un interesante experimento que le da un inmenso valor añadido al coste de la entrada, de poder compartir con un realizador y que éste se tome las molestias de estar ahí presente para ellos. Un aplauso por esta sencilla pero valiosa iniciativa.