Oscar, el tan codiciado y odiado, a partes iguales, premio de la Academia.
Por tales motivos, el periodista y blogger Anthony Kaufman se pregunta en su blog cuál es el impacto cultural del cine independiente actual. Del buen cine independiente, aclara. Kaufman se lamenta que un filme como Ballast, de Lance Hammer, no haya tenido la transcendencia que, según él, debería merecer cuando se le compara con la atención recibida por Frozen River, de Courtney Hunt. Ballast se llevo el premio a la mejor obra dramática en la edición de este año de Sundance, mientras Frozen River justo ha resultado vencedoras en varias categorías en los Gotham Awards.
Pero no todo es malo para Kaufman. Antes de cerrar su post, menciona que su filme favorito del último Sundance, Sugar, de Ryan Fleck y Anna Boden, será estrenado en abril.
Es una excelente película deportiva, de personajes, de inmigrantes, que subvierte toda convención del género. Para algunos será toda una revelación. Para otros, ese tipo de cosas que mantienen vivo al cine.
Casualmente, días atrás, Juan Pacheco, venezolano-estadounidense radicado en Los Ángeles, ejecutivo del American Film Festival y asiduo comentarista de este blog, me hizo llegar la información de esta película.
Filmada en República Dominicana y Estados Unidos, Sugar es la historia de Miguel “Sugar” Santos, un joven nativo de San Pedro De Macorís, que lucha por abrirse paso como lanzador en el béisbol profesional y sacar así a su familia de la pobreza. Santos, después de ser descubierto en su país natal, es enviado a jugar en un equipo de ligas menores en un pequeño pueblo del medio oeste estadounidense.
Dicho así, parece la historia de muchas películas deportivas, pero al leer la sinopsis completa uno advierte que acaso no lo sea así. No, no voy a transcribir todo el argumento no vaya a ser que les arruine la película.
Sugar está protagonizada por Algenis Perez Soto, Richard Bull, Michael Gaston, Rayniel Rufino, Joendy Pena Brown, entre otros.