El cortometraje Harina de Joanna Nelson, derrumbó unos cuantas ideas preconcebidas acerca de la relación del cine con la crisis humanitaria de Venezuela.
Siempre pensé que no era tarea fácil trasladar la crisis venezolana a imágenes. El proceso de desarrollo y realización de un film suele tomar años y la crisis de Venezuela avanza a velocidades difíciles de alcanzar. Por eso, creía, que cualquier película que toquera directamente el tema del día a día en Venezuela, corría el riesgo de llegar a las salas de cine o las plataformas de streaming envejecida prematuramente, desactualizada, desfasada.
Me parecía difícil lograrlo incluso con el documental, de por sí un género mucho más ágil que la ficción.
Pero Harina prueba cuan equivocado estaba. En unos pocos minutos, Nelson logra sintetizar la esencia del duro día a día de los venezolanos que aún residen en el país. A Nelson, quien reside en España, se le ocurrió la idea cuando vino a Venezuela y fue a un cumpleaños.
—Me impresionó mucho que la conversación girara en torno a la dificultades para encontrar la harina con qué hacer la torta (el pastel de cumpleaños).
Fue la chispa que encendió su proceso creativo. En poco tiempo ya había escrito una primera versión del guión y puso manos a la obra para montar la producción.
—Me ayudó mucho el hecho de que absolutamente todos los integrantes del equipo habían pasado por situaciones similares o idénticas relacionadas con la escasez. Todos tenían una historia que contar al respecto. Así que todo estaban motivados.
Nelson cree que residir en el exterior la mayor parte del tiempo la ayudo en el proceso de captar la esencia de la crisis. A veces un poco de distancia ayuda a reforzar la objetividad de la mirada y a sintetizar los elementos esenciales de la historia. Quizás por eso Harina se siente, al menos hasta ahora, como una historia atemporal, no necesariamente atada a la actualidad periodística.
Harina, la producción
A primera vista, los valores de producción del cortometraje engañan.
—¿Cuántas semanas tomó el rodaje?
—¿Semanas? —Devuelve la pregunta Joanna Nelson, algo incrédula—: pero si lo hicimos en un día. A eso también me refiero cuando digo que nos ayudó mucho la empatía de todos los miembros del equipo con la historia que queríamos contar.
Según cuenta, gracias a esto, el equipo de producción trabajó de forma eficiente y rápida. Los actores enseguida se apropiaron de sus personajes.
—Tuve la suerte de trabajar con maravillosos actores como Juliana Cuervos y Gabriel Agüero, quienes fueron efectivos y rápidos a la hora de abordar sus personajes en las distintas situaciones de la historia.
Carabela de Plata en Huelva y Hambre
Nelson no puede estar más satisfecha con la recepción su cortometraje en el circuito de festivales. Uno de los puntos álgidos del recorrido fue haber ganado la Carabela de Plata en la edición más reciente del Festival de Huelva.
—Nos ha ido muy bien en festivales. Y la experiencia me ha permitido establecer una interesante conversación con las audiencias de varios países. Uno pudiera pensar que todo el mundo está enterado de lo que ocurre en Venezuela. Pero la verdad es que no es así del todo. Además, quien tenga nociones de lo que sucede en nuestro país, se queda en la superficie de los noticieros. Harina les permite ver el drama en términos mucho más humanos.
Tan buena recepción de su tercer cortometraje ha animado a Joanna Nelson a ampliar la historia a largometraje. Por ahora, el film en desarrollo tiene el título de Hunger. En una nota de prensa, lo explica de la siguiente forma:
La historia representada en este cortometraje es la primera historia de una serie que ahora se ha convertido en una idea para una película llamada Hunger (en español, hambre), actualmente en desarrollo. Las historias retratan el deterioro de los valores morales de los personajes que enfrentan serias dificultades, que viven en condiciones precarias provocadas por la crisis económica y social en Venezuela