A menos que no me haya enterado, tal parece que el mundo no se acabó, así que podemos salir de los refugios atómicos y seguir con nuestras miserables rutinas.
Al menos, hasta la semana que viene, cuando los científicos locos estos vuelvan a encender su acelerador de partículas, su Quinto Jinete del Apocalipsis, para recrear el Big Bang en chiquito. Y nos peguen otro susto de muerte.