El 12 de octubre de 1927, Sergéi Eisenstein escribía en su diario una nota sobre un proyecto titánico e imposible:
Está decidido, vamos a filmar El Capital con base en el guión de Karl Marx –única salida formal posible…
En los días y meses siguiente, Eisenstein vuelve sobre el tema, pero el 6 de abril de 1928 escribe una de sus anotaciones más reveladoras sobre la empresa:
El primer esbozo-dibujo estructural de El Capital es el siguiente: se parte del encadenamiento de un acontecimiento no-relativo cualquiera. Digamos, la jornada de un hombre, o algo aún más insípido. Los anillos de la cadena son los puntos de partida de la formación de asociaciones, que, por si mismas, posibilitan el juego de los conceptos. Fue de la manera más constructiva posible que llegué a la idea de una intriga tan banal como esa.