Adobe se las trae.
Hace un tiempo atrás, Apple fue el blanco de la furia de los editores profesionales de todo el mundo cuando puso a circular una nueva versión del Final Cut Pro y anunció que no seguiría desarrollando, ni brindando soporte a la vieja versión. Adobe aprovechó la ocasión para captar nuevos clientes. Dio precios especiales a los “switchers” —usuarios del FCP que ahora se cambiaban a Adobe Premiere, incluso llegó a hacerle alguna zancadilla a Apple.
Hoy, los papeles se han invertido y es Adobe quien recibe los ataques. ¿La razón?