La semana pasada marqué en mi lector de feeds una información a la que en principio, no le hice mucho caso.
La nota en cuestión daba cuenta de un extraño suceso ocurrido hace dos años cuyo protagonista un autómata rebelde propiedad de una empresa sueca.
Al parecer, el robot tenía problemas de funcionamiento, y un empleado trató de apagarlo para repararlo. Pero el aparato, diseñado para levantar y trasladar rocas, no se apagó. En vez de eso, con sus pinzas tomó al hombre por la cabeza, lo zarandeó y lo lanzó lejos.
Poco después, dos lectores del blog se comunicaron conmigo para expresarme lo mucho que les había impresionado esta información.