El Hombre de la Cámara es considerada la obra cumbre del documentalista ruso Dziga Vertov. Mitad experimento, mitad documental, la película sintetiza las propuestas de Vertov sobre el Cine-Ojo y al mismo tiempo, las dinamita. Se trata de un desconcertante ejercicio cinematográfico donde el acto de realización del filme es, al mismo tiempo, el producto acabado, donde el proceso y el fin se funden sin solución de continuidad: rodaje, montaje y exhibición.
Su trama sigue un día cualquiera en la vida de un operador de cámara, Mijail Kaufman (hermano de Vertov), aunque la verdadera intención del filme es hacer una disección marxista de las relaciones sociales a través del montaje de atracciones.