Me desconcierta un poco la moderada receptividad que ha tenido en todo el mundo (físico y virtual, pero sobre todo, en el virtual) el filme alemán Die Welle (La Ola) de Dennis Gansel.
En Alemania, como acaso era de esperarse, se ubicó en un respetable décimo tercer puesto en la taquilla el año pasado. Pero, después y en el resto del mundo esta excelente cinta apenas ha tenido repercusiones. ¿Será quizás por lo incómodo que resulta su descarnada mirada a la peligrosa relación entre política y educación, sobre todo cuando se trata de niños y adolescentes?