Meses atrás me dije que no vería Transformers. Por varias razones. Primero, Michael Bay, su director. Cuando convirtió una de las mejores y mayores historias del Siglo XX, el ataque a Pearl Harbor, en un comercial de dentrífico protagonizado por los dientes de Ben Affleck, juré no volver a ver otra película suya. A pesar de que me gustaron, y me siguen gustando, The Rock y, sobre todo, Bad Boys. Después estaba el hecho de que no me apetecía ver una película protagonizada por los juguetes de mi hermanor menor, que se la pasaban regados en el piso, estorbando el paso, causando patinazos innecesarios. En esa epoca, yo estaba grandecito para jugar con esos bichos tan complicados y nunca vi la serie de dibujos animados.